TARGOVISTE - BUCAREST - MOGOSOAIA - OESTI UNGURENI

Somos los primeros en bajar a desayunar y nos atiende una chica que ha estado en Talavera de la Reina trabajando 1 año y su hija todavía está. Menos mal porque teníamos el desayuno incluido pero nos dan un menú con un montón de cosas y no entendemos que es lo que podemos pedir. Ella nos lo explica de todo lo que hay podemos consumir por valor de 15 leus por persona, lo cual nos permite hacer un desayuno muy completo.
Vamos a Bucarest y llegamos muy bien ya que es domingo y no hay demasiado tráfico. Nuestra primera parada es el palacio gigantesco que hizo construir Ceausescu. Ya habíamos leído que era muy grande, pero... tanto?????!!!!!!. Tenemos suerte porque en 5 minutos sale una visita guiada en francés y nos podemos añadir. Cuesta 25 leus la que nosotros cogemos, que es el Standard Tour. Hay otros que se visitan los subterráneos y otro que además se sale a la terraza de arriba de todo. El problema es que salían al cabo de 2 o 3 horas y no nos apetece esperar o volver más tarde. Es el mayor palacio del mundo después del Pentágono y arroja unas cifras impresionantes: es un rectángulo de 270 x 240 metros y 84 metros de alto, con una superficie de 330.000 metros cuadrados. Dentro hay 3100 habitaciones, salones de recepción y representación, un enorme vestíbulo y misteriosos subterráneos que llevan a un bunker anti-nuclear. Se empezó a construir en 1984 y todavía está sin terminar. Tiene 12 plantas y el coste estimado hasta ahora es de 4000 millones de euros. La sexta parte de Bucarest fue arrasada para hacer sitio al edificio y sus alrededores. Más de 700 arquitectos y tres turnos de 20000 obreros trabajaron en él 24 horas diarias durante 5 años.
En la década de 1980, cuando se iluminaba, el edificio consumía, en tan sólo 4 horas, el suministro eléctrico de un día en todo Bucarest. La araña de cristal de la sala de los Derechos Humanos pesa 2,5 toneladas. Todos estos datos dejan con la boca abierta pero no es nada cuando estás in situ. Parece que a este loco se le ocurrió hacer todo esto en una visita oficial que hizo a Corea del Norte (tal para cual). Aparte del palacio todos los alrededores están llenos de edificios que hizo construir para que estuvieran los ministerios y los funcionarios que trabajaban en ellos y así poder controlarlos mejor.
El brutal palacio en Bucarest construido por Ceaucescu
Todos los materiales de construcción son de Rumanía, las toneladas de mármol, las arañas de cristal que hay por todos sitios, las alfombras con motivos típicos de todas las regiones de Rumanía etc... La guía comenta que hay un sentimiento ambivalente con respecto a este palacio. Muchos rumanos después de la revolución votaban por derruirlo pero el coste era el mismo para acabarlo o destruirlo con lo que con buen criterio??? lo acabaron, o de hecho están en ello. El coste de mantenimiento es muy elevado, sólo en electricidad se gastan 1,5 millones de euros al año.
La visita ha durado 1 hora y 20 minutos y ha sido muy instructivo. También hay visitas en inglés o rumano. En la guía dice que hay que reservar con antelación pero nosotros hemos tenido suerte y sin reservar la hemos hecho en un momento.
Cuando salimos vamos por la gran avenida que sale de la puerta principal del palacio, que la quiso más ancha y más larga que los Campos Elíseos de París. Tiene 4 km de longitud y 120 metros de anchura.
Pasamos por la plaza Unirii, que es el corazón de esta parte de la ciudad, porque es tan grande que dentro de Bucarest, hay varias Bucarest. No es una ciudad para pasear, se tiene que ir por zonas.
Aparcamos cerca de la plaza Universitati que es la zona donde están todos los grandes edificios, iglesias y  zonas peatonales como la calle Lipscani. Se la considera el centro de la antigua Bucarest. No faltan palacios del siglo XIX, pero algunos tan destruidos que los utilizan los gitanos para vivir. Hoy domingo hay un mercadillo de artesanos que venden bisutería y cosas de decoración, una tentación a la cual me resisto. Todas las callejuelas por las que pasamos tienen nombre de oficios artesanos y otras tradiciones. El edificio más interesante es la Banca Nationala construida en 1885 en estilo neoclásico.
Pasamos por muchos edificios interesantes, iglesias, pero al lado tienes tiendas de última moda y de las mejores marcas. Después de un buen rato paseando, volvemos a buscar el coche y delante del hotel Intercontinental que es uno de los más modernos de la capital, vemos una obra de arte un poco surrealista de una especie de orquesta y paramos a hacer una foto. Enfrente vemos un cámara de televisión y un periodista grabando una información y cual no es nuestra sorpresa cuando los oímos hablar en castellano y que son de la cadena Cuatro. Al escucharlo nos enteramos que la selección española de fútbol sub 19, jugará mañana la final contra la República Checa, y que está alojada en ese hotel. Por cierto al día siguiente vemos el partido y España hizo buenos los pronósticos y ganó el Campeonato

Con el coche pasamos por la Plaza Romana, la Plaza de la Victoria, el Arco de Triunfo etc.
Es una ciudad monumental, muy muy grande pero con edificios espectaculares. Nosotros vamos en coche porque es domingo y es cómodo por el poco tráfico y porque hay mucho sitio para aparcar, pero creemos que lo mejor es ir en metro que cubre toda la ciudad con sus tres líneas, ya que el párking en las zonas céntricas está limitado a una hora.

Después de disfrutar un rato más de Bucarest, vamos a Mogosoaia para visitar su Palatul. Está a unos 15 km de Bucarest y cuesta 5 leus la entrada. Aparte del palacio en sí, hay varios edificios interesantes y el lugar es muy agradable con el lago que hay al lado y césped donde tumbarte a tomar el fresco o hacer un picnic. Hay mucha gente descansando, o jugando con los niños o comiendo con la familia. El palacio por dentro está bastante vacio porque el presidente Ceausescu cuando entró al poder lo vació de muebles y cerró el palacio. Fue construido en 1702 por el voivoda Constantin Brancoveanu. Es armónico en sus formas y precioso en los detalles arquitectónicos, en los que puede verse toda la fantasía del estilo brancovino, evoca la arquitectura veneciana por la forma de las ventanas, la galería de la fachada y la propia relación entre arquitectura y agua.
En las antiguas cocinas ahora hay un restaurante pero a pesar de que esperamos un rato no hay manera de coger una mesa con lo que nos vamos hacia nuestro destino que es la carretera  Transfagarasan, pero pasando antes por la Ciudadela de Poienari que Vlad Tepes hizo construir a los prisioneros turcos. Nos alojamos en un pueblo poco antes de llegar a Poienai en la pensión Mariana que nos cuesta 100 Leus la doble con baño. Es una casa muy bonita con un gran jardín muy agradable, pero no tiene internet, es la primera de Rumanía que no tiene. Aparte de eso estamos muy bien.