M'Hamid-mucha arena-Taroudant

Nos levantamos inquietos después de una noche en una no óptimas condiciones y muy nerviosos pues hemos de hacer una pista absolutamente desconocida para saltar al otro valle sin tener que dar una inmensa vuelta. ya en el Hotel nos han ofrecido un guía por 800 DH (72 euros por uns 4 horas trabajo???). Buscamos otros pero lo máximo que conseguimos es un chaval, disfrazado de Tuareg, que nos lleva a mitad de camino. No nos atrevemos.
Es cuando nos encontramos a una caravana de 6 TT que van hasta mitad del camino y nos aseguran que el resto es también muy fácil. Son muy amables y simpáticos y nos unimos a su caravana. Durante un buen rato todo va bien hasta que empieza las dunas de finísima arena y nos quedamos totalmente atascados. Nos sacan estirando, desinflamos las ruedas hasta 1,5 y seguimos. Pero no pasan muchos minutos hasta que volvemos a quedar atascados. El principal motivo es nuestra inexperiencia en circular en sitos con tanta arena.. Nos vuelven a sacar y decidimos dar la vuelta pues no podemos depender de otros constantemente. Ellos nos dicen algo que ya sabemos y es que no se puede ir al desierto un solo vehículo. Volvemos a bajar ruedas hasta 1 de presión. La pista está aceptablemente marcada de tantas roderas.
Volvemos por donde hemos venido y parece que va todo mucho mejor. los italianos tenían razón, la presión 1 va mejor. Hemos estado más de tres horas en el desierto rodeados de mucha arena. La Trini y yo decidimos que en el próximo periodo vacacional hacer un curso de conducción por el desierto.
Llegamos a M'Hamid inflamos con nuestro compresor, nos rehidratamos y tomamos camino hacia Tafraoute aunque no llegaremos hoy. Dormimos en Taroudant en el hotel Tiuot, es moderno,  sencillo pero aceptable.
Controlando el acceso al valle del Sus y a las montañas del alto Atlas, Taroudant está un poco apartado de los circuitos turísticos clásicos, aunque sea muy pintoresca con su cerco de murallas de un ocre rojizo rodeadas de jardines, eucaliptos, olivos, granados  y palmeras. Se le llama "el pequeño Marraquech", pero el ritmo de vida no se puede comparar. La población tiene fama de orgullosa e inquieta, y como represalia, la ciudad ha sido destruida en gran parte varias veces. El mismo rey no habría cruzado las puertas por temor al humor levantisco de sus habitantes. Sin embargo es conocida por la hospitalidad, por la amabilidad de sus comerciantes y por lo poco que se molesta a los turistas. La mayoría de las mujeres visten amplios velos de un color azul indigo, que recuerdan a los antiguos caravaneros que hicieron en el siglo XVI famosa a esta ciudad por la calidad de sus productos.Se encuentra a sólo 44 km de Agadir, pero nosotros nos desviaremos para llegar a Tafraoute.
Vamos a cenar a la plaza central del pueblo donde nos dan unos platos que no nos podemos acabar a un precio irrisorio.